Con la relativamente reciente inclusión de interacción, mediación, producción y recepción en el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas como modos de comunicación, me pregunté cómo podría eso relacionarse con la música. Una parte significativa de mis recitales en vivo consiste en llevar la música inglesa renacentista a personas que puede que no estén particularmente familiarizadas con ella, y eso claramente implica bastante de cada uno de los ya mencionados modos.

Tengo un recital que trata de abarcar ese tema y que se ha desarrollado cuidadosamente desde hace ya unos años. No está ni cerca de ser impecable, claro, pero es un primer intento de juntar mis intereses variados al amalgamar el acto de cantar con hablar acerca de lo que estoy cantando. También lo utilizo como una manera de fomentar a la gente a que vea mi canal y, si les llama la atención, indagar un poco en ese tipo de música.

Mucho de eso se logra, o al menos se busca, por medio de comparaciones: ‘Pasatiempo con buena compañía’ puede verse como el equivalente en 1513 de un himno popular animador, del mismo modo que ‘La feria de Scarborough’ es análoga a un mensaje mixto combinado con una negación pésimamente disimulada y ‘Mangas verdes’ a una manifestación más melodramática de una angustia sin restricciones. En ese momento trato de conseguir ejemplos con los que la audiencia se vincule, lo cual obviamente depende de una cantidad de factores cronológicos, sociales y culturales.

La manera como trato de conectar con la audiencia es una combinación de anticipar lo que pueda leyendo – dentro de mis capacidades extremadamente limitadas – su conducta general y su vestimenta, pero más importante al simplemente formular preguntas e inferir lo que pueda de su respuesta.

Aunque esto sigue clara y abiertamente siendo un proyecto solista, me gusta la participación de la audiencia, solo que no el tipo de aporte que a veces, entendible pero perjudicialmente, se sobre-simplifica para simplemente incluir acompañar cantando o batiendo palmas, sin mencionar votar en la red para seleccionar el repertorio – yo detestaría eso.

El sesgo retrospectivo es 20/20, así que ahora que lo miro hacia atrás puedo ver que ya había cometido sopocientos errores cuando estrené mi presente recital por allá en 2018, y de hecho ha sido ajustado tanto que ahora es casi completamente distinto a lo que era en ese momento.

Uno de los temas centrales que sobrevive hasta hoy es precisamente la naturaleza transaccional – o tal vez “interpersonal” sea una forma más políticamente correcta de decirlo – de la charla con el público, otro es mi disposición a adaptarlo a diferentes edades, diferentes niveles de experticia e interés, incluso diferentes idiomas (bueno, solo tengo dos para elegir en ese caso, pero soy fluido en ambos).

Salvo que el lugar sea bastante grande (lo cual, al menos en este instante, no es demasiado realista), prefiero no emplear amplificación y en su lugar dependo de mi proyección. Eso también me libera para que me mueva por el escenario y narre historias, regrese al piano (si hay uno disponible, de lo contrario simplemente llevo una guitarra) e ilustre algunos conceptos, provoque algunos interrogantes espontáneos por parte de quienes van y en términos generales lo acomode un poco.

Usar el lenguaje emergente proveniente del público es también un factor clave. Considerando que me encantan tanto las analogías, aquí hay una: me parece fascinante la papiroflexia porque el punto de partida es usualmente un cuadrado, y por medio de una sucesión de pasos extremadamente simples puede resultar algo sorprendentemente hermoso (y en algunos casos funcional).

La necesidad de la economía puede ser una estipulación tácita (o claramente establecida), así que también he programado el recital para que tenga versiones corta y extensa, la primera siendo similar en duración a una Charla Ted , y la última concentrándose en expandirse más y dar ejemplos detallados así como reservar suficiente tiempo para preguntas y respuestas.

Manteniendo el mensaje que estoy dispuesto a transmitir dentro de posibles limitantes de tiempo, trato de comenzar con dicha aseveración y después volverla a exponer varias veces a lo largo de la presentación, similar al motivo de una pieza o el sujeto de una fuga. Ese es un aspecto que definitivamente se puede seguir refinando así que estoy trabajando en ello (eso también se aplica a textos escritos tales como este).

Es mi interés principal no enfocarme en mí mismo (aunque ciertamente disfruto la atención) sino en su lugar dirigirla hacia la música de esos siglos y explicar por qué me gusta tanto. Todavía tengo mucho que aprender al respecto, así que no soy para nada un experto, solo un entusiasta.

Negociar e interceder me permite unir culturas separadas, aunque dicho así suena ridículamente engreído extralimitado (porque lo es). Aunque no hay cómo saber el propósito original del(la) autor(a), puedo hacer lo posible para ofrecer posibles interpretaciones tanto de la música como de la letra y explorarlas con las personas en la audiencia, en lugar de ante ellas.

Lidiando con todos esos aspectos (y algunos otros), mi recital (el cual, por cierto, todavía no tiene título) busca fusionar mi ruta personal con un poco de revestimiento teórico y, con suerte, una experiencia al final de la cual toda la gente involucrada (incluyéndome, obviamente) habrá aprendido algo.